Diez días antes recibimos el encargo, de parte del claustro de profesores de un colegio de Valladolid (no diremos el nombre por si dicho claustro prefiere que la gente no lo sepa), de elaborar un cómic para Isidro, un compañero que, después de dedicar su esfuerzo y conocimientos a educar y formar a los adultos del futuro, había decidido desbordar las coderas y dejar la tiza.
Dicho claustro, representado por Javier (del que tampoco diremos apellidos por razones obvias), nos dio las premisas para elaborar el trabajo que, diez días después vio la luz.
Ese 25, en la Plaza Marcos Fernández de Parquesol quedábamos con nuestro amigo Javier para enseñarle el encargo. Nerviosos, esperábamos que el cómic estuviera a la altura y, cuando finalmente Javier lo recibió, lo leyó y lo observó, nuestros nervios se tornaron en satisfacción. El trabajo le gustó y, como supimos al día siguiente, también a Isidro, al que deseamos todo lo bueno y tendremos ya cariño durante el resto de nuestra vida, al igual que tendremos su comic homónimo enmarcado y colgado en la pared de nuestra habitación.
Queremos agradecer al claustro de profesores la confianza mostrada y la oportunidad ofrecida.
En especial agradecemos a Javier su colaboración, implicación y observaciones, así como el haber hecho de intermediario.
Y por último a Isidro, por haber desempeñado una profesión tan bonita, importante y, en ocasiones, poco valorada.
A continuación, os dejamos algunas fotos:
Aquí podemos ver la portada del cómic:
Y así se veía una vez impresa:
Aquí aparecemos los autores con la obra
Néstor (izquierda) y Mixel (derecha). La N y la M de N#M GráficoX
Y por último, la imagen con Javier el día de la entrega.
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